a descubrir una faceta poética de mi persona.
Amparada bajo el manto oscurecido de una noche turbia sin estrellas y con una luna que débilmente intenta brillar, mis pensamientos vagan sin rumbo en el laberinto de mi memoria, intentado escapar de tanto dolor, intentado ser racional y lógica ante la espesura de sentimientos que yacen en mi pecho y no me dejan respirar.
Me esfuerzo por no pensar más, pero súbitamente aparece tu retrato grabado en mi memoria, y no logro arrancarlo porque te metiste muy dentro de mi alma. Cansada de luchar contra ti, me dejo llevar por imágenes sin secuencia a las que voy reconociendo como si se tratasen de viejas películas en blanco y negro, y sepia.
Recuerdo como se te iluminaba la mirada al verme pasar, y de las veces que me reí de ello. Recuerdo el día que nos confesamos dentro de aquellas cuatro paredes cuanto nos necesitábamos. Aún me parece escuchar la melodía que tan mágicamente nos acompañó en nuestra confesión. Recuerdo el sacrílego roce de tus dedos por mi piel aquel obsceno amanecer donde nos descubrimo como seres de carne y sangre. Recuerdo la tarde donde una luz azul nos cubrió mientras nos tornábamos eternos. Recuerdo sonrisas, palabras, gestos, momentos, lugares, personas. Mi mente es un remolino donde todo se mezcla: risas, lágrimas, caricias, besos, susurros, gritos, odio, amor…
¡Ya! No puedo más. Tu esencia sigue en mí, envenenándome, narcotizándome, llevándome a estados de trance profundos donde me olvido de todo lo que existe y es verdadero. Solo estas tú, tu retrato, tu recuerdo, mi dolor y esta noche turbia sin estrellas.
Recuerdo como se te iluminaba la mirada al verme pasar, y de las veces que me reí de ello. Recuerdo el día que nos confesamos dentro de aquellas cuatro paredes cuanto nos necesitábamos. Aún me parece escuchar la melodía que tan mágicamente nos acompañó en nuestra confesión. Recuerdo el sacrílego roce de tus dedos por mi piel aquel obsceno amanecer donde nos descubrimo como seres de carne y sangre. Recuerdo la tarde donde una luz azul nos cubrió mientras nos tornábamos eternos. Recuerdo sonrisas, palabras, gestos, momentos, lugares, personas. Mi mente es un remolino donde todo se mezcla: risas, lágrimas, caricias, besos, susurros, gritos, odio, amor…
¡Ya! No puedo más. Tu esencia sigue en mí, envenenándome, narcotizándome, llevándome a estados de trance profundos donde me olvido de todo lo que existe y es verdadero. Solo estas tú, tu retrato, tu recuerdo, mi dolor y esta noche turbia sin estrellas.
3 comentarios:
cuando la mente es un remolino donde todo se mezcla es difícil poder analizarse, razonar, pensar con claridad... disfruta del desconcierto... un rato... después trata de despertar y volver a ser tú...
gracias por pasarte por mi rincón! sí, el escrito que me comentaste estaba en ruta paraíso también, aunque yo allí publiqué muy poco...
volveré a pasarme!
saludos
Hola Fausti, como estas?
Mil gracias por visitarme, por estar pendiente de m iregreso. Gracias de corazon. He estado por tu espacio en esta mañana; me he encantado todo. Te acabo de agregar a mis enlaces, así te tengo mas cerquita, ok?
Bendiciones y hasta siempre!
Besos!
Nalia: Gracias por pasarte, eres bienvenida todas las vecs que quieras. Yo también te estaré visitando.
Y con respecto al escrito, ya disfruté mucho del desconcierto. Ahora estoy dedicada a ser yo. Un abrazo.
Valentín: No agradezcas nada, es casos como el tuyo es un deber. Me alegro que te haya gustado mi casita, puedes estar todo lo que quieras. Grcias por agregarme, yo tabi´ñen lo hice contigo. Ahora estamos los dos cerquita jejeje.
Bendiciones para ti también. Un besote.
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