Entre tanta vaina, y trabajo, y cocina, y compradera de comida, y planificación de viaje, y pasaje; me ha pasado por fin que me gusta un carajo (del trabajo obviamente, porque NO TENGO vida social de ningún tipo). Digamos que todo comenzó a lo muy estilo jungla, donde yo como depredadora me abalancé sobre la presa para devorarla... Y lo pensado no era volver a repetir el asunto. Sorpresa la mía, la cuestión tuvo un tinte algo más intimo de lo esperado; y a partir de ese día hemos estado compartiendo sin llegar a demostraciones en público, pero pendientes el uno del otro.
Él se permitió esa vez contarme un poco sobre su vida, y pues, la ha tenido bien dura y fea desde muy pequeño. Quienes se suponían debían amarlo y acompañarlo lo dejaron solo y fue criado por sus abuelas. Desde muy joven ha estado a lo nómada viviendo en todas partes y buscando sentir ese nexo familiar en gente que no tienen relación consanguínea con él. Afortunadamente ha tenido buena cabeza, y se ha convertido en un hombre responsable y trabajador, que busca la formación y mejoramiento profesional y que posee ambiciones.
¿Cual es el bendito problemita? que no puedo evitar estar pendiente de como está, como se siente, que le pasó cuando llega molesto al trabajo, darle consejos, regañarlo si es necesario (tiendo mucho a hacerlo, hay por ahí quien puede dar fe de ello). Y por supuesto, lo tengo super consentido en la parte gastronómica. La cuestión es que él en ningún momento me ha pedido que lo ayude, que lo aconseje, o que lo cuide. Más bien su actitud hacia los demás es de mucha reserva con su vida personal, y de mucha independencia. Pero no puedo evitar preocuparme, y quisiera no prestarle atención. ES TAN DIFÍCIL HACER FELIZ A LA GENTE. Y está en mi, es parte de mi esencia, por eso estudié para ser orientadora, por eso estudio cocina. VIVO para hacer feliz a la gente, y que horrible se siente cuando no lo logro, o cuando la persona a quien quiero hacer feliz simplemente no quiere serlo.
La mayoría de las veces, me frustro. y con el tiempo he ido tratando de ignorar las situaciones donde se me activa el "instinto maternal precoz" Pero es prácticamente imposible ignorar los gritos mudos de ayuda que la gente dispara a cada segundo.